Los mercados financieros son el mecanismo o lugar en el que se producen los intercambios de los activos financieros y en el que se determinan los precios de los mimos. Generalmente nos referimos a estos mercados financieros como la bolsa de valores.

La bolsa de valores será el lugar donde se encuentren ahorradores y demandantes de liquidez. De tal forma que los demandantes de liquidez (normalmente empresas) ofrecen pequeñas partes de su empresa, en modo de acciones, a aquellas personas o entidades con exceso de liquidez (ahorradores) convirtiendo así el ahorro en inversión productiva.

Este mercado comenzó en el siglo XIV, cuando los comerciantes de Brujas (Flandes) se reunían para sus negocios en un edificio propiedad de una familia noble llamada Van Der Büerse, cuyo escudo de armas eran tres bolsas de piel. Por extensión, comenzó a llamarse Bolsa en toda la región a los lugares donde se efectuaban las transacciones comerciales. Así, en los años siguientes nacieron en ciudades como Amberes y Gante varios “bolsas” donde mercaderes de distintas nacionalidades cotizaban sus objetos de valor. Pero la primera donde se pusieron acciones a la venta fue la Bolsa de Valores de Amsterdam (que por ello se considera normalmente como la más antigua), cuando en 1602 la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, primera sociedad anónima de la historia, comenzó a ofrecer participaciones en sus negocios para financiar su expansión comercial.

A lo largo del tiempo esta relación ha sido modificada por la aparición de productos y herramientas de inversión avanzadas, dando lugar a una variante de la inversión, la especulación. En este caso el objetivo del especulador no es la de convertir sus ahorros en un inversión productiva, si no en conseguir aumentar su riqueza, lo que no siempre conlleva que esto se consiga por el aumento de valor de los productos en los que opera. Actualmente hay operativas que nos permiten aumentar nuestro capital tanto si el mercado es alcista como si es bajista o lateral.

Actualmente podemos considerar que las características de un mercado financiero son las
siguientes:

• Amplitud referida al volumen de activos que en él se intercambian, permitiendo
ofrecer más posibilidades a los agentes participantes.

• Transparencia en los criterios de accesibilidad y costes de información.

• Libertad en cuanto al número reducido de limitaciones o barreras de acceso, de
intercambio o de injerencia de las autoridades o agentes de intervencionistas.

• Profundidad valorada en el número de órdenes de compra y de venta para cada
activo, y volumen de recursos y oferta del mismo, respectivamente.

• Flexibilidad entendida a la facilidad que se dé a los agentes para poder operar en el
mercado.

El denominado “mercado perfecto” sería aquél que cumpliría todas estas características.

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